Al abordar el tema de la instrucción musical como una actividad integral en el nivel básico, me surge la preocupación primero, por la enseñanza de un arte (el hecho de que no se lleva a cabo con dedicación o seriedad o de plano es inexistente) y luego, los objetivos que vislumbro en dicha instrucción.
Creo que es posible que la aplicación de la actividad artística por patrte de los maestros, se utilice como una herramienta de apoyo a su labor docente; por un lado se gana la confianza y cooperación de los alumnos (si tomamos en cuenta que la música es un alimento espiritual, intelectual y de recreo para un chico). por otra parte, el maestro puede sacar provecho de las bondades que representa la instrucción musical como: disciplina, constancia, sensibilidad, orden, hábitos, técnicas de trabajo y memorización (entendiendo esta última como recordatorio aplicado a un tópico).
La expectativa es, que los participantes, la comunidad escolar y las familias (para empezar) contemplen los resultados positivos que se traducirían en beneficios directos en la formación académica de los alumnos: superación, razonamiento, conocimientos humanísticos, estéticos e históricos, consciencia y respeto por la otredad, dedicación y aprovechamiento del tiempo de estudio. Además de una inserción social y de buena conducta.
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